El 30 de septiembre se celebra el Día de la Traducción de la Biblia, un día para hacer una pausa y reflexionar sobre el increíble trabajo que se está realizando para llevar la esperanza de la Palabra de Dios a todas las personas. Al celebrarlo, no sólo honremos a los traductores que han dedicado su vida a esta misión, sino también recordemos a quienes aún esperan oír a Dios hablar en la lengua de su corazón.

La necesidad es grande, pero también lo es el poder de Dios

En la actualidad, más de mil millones de personas siguen sin tener acceso a la Biblia completa en su lengua, y muchas no tienen ni un solo versículo de las Escrituras. Estas cifras son más que estadísticas; representan a madres, padres, niños y comunidades enteras que esperan el poder transformador de la Palabra de Dios.

Piensa en las veces que las Escrituras han proporcionado consuelo, dirección o paz en tu vida. Imagina cómo sería atravesar tus momentos más oscuros sin la promesa de la fuerza de Dios en Filipenses 4:13 o sin oír que Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Esta es la realidad de millones de personas que no tienen acceso a Su Palabra.

Pero juntos podemos cambiarlo.

Una llamada a la oración

La tarea de traducir la Biblia es larga y difícil. Los traductores deben superar barreras culturales, lingüísticas e incluso políticas. Sin embargo, siguen perseverando, impulsados por el deseo de ver a sus comunidades transformadas por la verdad del amor de Dios. Este trabajo requiere algo más que esfuerzo humano; requiere la intervención divina a través de la oración.

¿Te unirás a nosotros para rezar por estos proyectos? Reza por los traductores que trabajan incansablemente, a menudo en condiciones peligrosas o difíciles, para garantizar que todas las personas tengan acceso a las Escrituras. Reza por los corazones de quienes recibirán la Palabra de Dios por primera vez, para que se encuentren con Su verdad y cambien para siempre.

Juntos en oración

Nuestra esperanza es que, un día no muy lejano, todas las personas tengan la oportunidad de experimentar el amor de Dios a través de Su Palabra. Mientras esperamos ese día, sigamos rezando con fervor, creyendo que Dios nos escucha y se mueve de formas que aún no podemos ver. Juntos, formamos parte de la generación que puede llevar Su Palabra a cada tribu, lengua y nación.

Únete a nosotros y reza para que en 2033 haya CERO personas sin un versículo de las Escrituras en su lengua materna.